*El proyecto, encabezado por Carlos Escobar, busca desarrollar herramientas que le permitan a los neurólogos tener una mejor visión de lo que sucede con los aneurismas intracraneales.
El proyecto de medicina personalizada para tratar aneurismas intracraneales, que realizan en el Laboratorio de Termofluidos de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) de la Universidad de Colima, fue aprobado en estos días para recibir financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por un monto de 489 mil 700 pesos. Dicho proyecto busca ofrecer a los neurólogos una herramienta que les permita tener una mejor visión de lo que sucede con el sistema vascular del cerebro, con la intención de brindar mejores diagnósticos o bien analizar los pasos a seguir previo a una cirugía.
“Identificación de las características hemodinámicas en geometrías complejas, considerando la interacción fluido-sólido deformable” es el nombre del proyecto con el que el equipo de trabajo encabezado por Carlos Escobar del Pozo, participó en la convocatoria “Ciencia de Frontera 2019”, en la modalidad de proyecto Individual.
Su enfoque en este trabajo científico, explicó Carlos Escobar, es un poco distinto al que trabajan otras instituciones y centros de investigación en el mundo; “hemos visto que el Hospital Johns Hopkins, en Maryland, Estados Unidos, trabaja en imprimir órganos para estudio preoperatorio, pero no en cuanto a la visualización de flujos, caracterización de la hemodinámica en las arterias o en los vasos sanguíneos, y tampoco en la interacción clínica con el análisis de fluidos, eso nos parece que es muy relevante”.
Esta tecnología en desarrollo, agregó, busca simular el tránsito de la sangre a través de arterias y venas. Para ello, desde hace dos años trabajan en la simulación de fluidos en figuras irregulares, tal como sucede en los aneurismas; sin embargo, la validación usando datos experimentales “es un reto porque la mayoría de los métodos de velocimetría de flujo existentes se aplican en geometrías regulares, por lo que el desarrollo de una técnica para casos irregulares es indispensable en este problema que queremos atender; además, nos da la posibilidad de atacar otros problemas que no sean necesariamente biológicos”.
El investigador de la FIME compartió que la simulación numérica de interacción fluido-sólido en geometrías complejas ha sido compleja, ya que se pensaba que entre mejor equipo de cómputo se tuviera, los resultados serían más rápidos; “sin embargo, nos hemos enfrentado a un incremento del tiempo de simulación al usar las supercomputadoras, contrario a lo que comúnmente se piensa, debido a la forma en que el software distribuye la información en la computadora. Este problema lo estamos trabajando con Benjamín Hernández Arreguín, del Oak Ridge National Laboratory, especializado en súper computo en Estados Unidos”.
En cuanto al apoyo del Conacyt, dijo que “es un reconocimiento al trabajo que hemos hecho desde hace dos años. Nos da gusto porque los evaluadores no sólo fueron de México sino de diferentes países. Además, personalmente es una gran responsabilidad, ya que nos están otorgando recursos ante un escenario donde se están haciendo recortes, por lo que ser elegidos para tener financiamiento nos compromete y sin duda potencializa lo que ya hemos estado trabajando para dar resultados más rápidos”.
Escobar del Pozo dijo que, si bien este proyecto ha tenido retos como la simulación de flujo para geometrías irregulares, ya lograron reconstruir en físico los órganos que hasta hace un año sólo podían ver en computadora, esto gracias a la adquisición de una impresora de resina mediante el programa PRODEP; “teníamos el reto de poder hacer impresiones transparentes. Eso ya lo logramos y ahora nos falta el intercambio de imágenes con los especialistas para poder hacer pruebas con flujos reales”.
Carlos Escobar comentó que el camino para la investigación y el desarrollo de herramientas no es fácil, “hemos ido aprendiendo muchas cosas sobre cómo proponer proyectos alcanzables para tener respuestas favorables y que puedan obtener recursos. Además, personalmente es muy importante brindar a los estudiantes escenarios diferentes a los que se manejan en la escuela, que sean totalmente innovadores y que represente un reto”.
Finalmente, invitó tanto a investigadores como estudiantes interesados, a unirse al equipo; “se nos vienen retos de diferentes áreas para alcanzar nuestros objetivos, así que estamos abiertos a todos aquellos que quieran colaborar y aportar”.
Este proyecto, reconocido en 2019 por la International Society of Biomechanics, mantiene colaboraciones con los investigadores Roberto Zenit Camacho de la Brown University y Benjamín Hernández Arreguín, del Oak Ridge National Laboratory, además, participan en él los alumno del doctorado de esa facultad Gregorio Josué Martínez Sánchez y Alberto Brambila Solórzano, así como los profesores Azael García Rebolledo y Gabriel López Barajas.