*“Debemos poner a la salud mental en el mismo grado que la salud física. Hay mucho apoyo social para pacientes con cáncer, pero muy poco para pacientes con trastornos mentales”, añadió la profesora de la Facultad de Psicología de la UdeC.
Como parte del nuevo Programa Universitario de Salud Mental, la psicóloga Mónica Odette López Barbosa concedió una entrevista en la que habló de la salud mental y de cómo una buena salud en este sentido, nos ayuda a enfrentar las circunstancias que nos presenta la vida cotidiana sin derrumbarnos, “y si lo hacen –agregó– nos levantamos rápido”.
Mónica López, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, comentó que este programa, respaldado por el rector José Eduardo Hernández Nava, “busca motivar un proceso educativo y reflexivo sobre conceptos clave, científicos y relevantes, que ayuden a la comunidad universitaria y la población en general a enfrentar este difícil periodo de aislamiento social debido a la pandemia”.
Apoyándose en la definición que da la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que la salud mental es la capacidad de las personas para hacer frente a circunstancias de la vida cotidiana sin perder por ello la vida. Incluye cuatro características: La persona saludable es consciente de sus capacidades y limitaciones, Enfrenta las circunstancias cotidianas de la vida; Es capaz de cumplir sus deberes, retos y compromisos de manera productiva y fructífera y Contribuye en su comunidad y no pasa desapercibida donde vive.
Si no se tiene uno de estos componentes, precisó, “comienza a abrirse una grieta. Por ejemplo, una cosa es preocuparse por una situación nueva, como el inicio del semestre virtual durante la pandemia, pero si tal preocupación te quita el sueño y origina ataques de pánico, ya no hay entonces salud mental”.
La salud mental, destacó, “consiste en hacerle frente a las circunstancias de la vida que nos tambalean ligeramente, pero no nos tumban, y si lo hacen, nos levantamos rápido”.
Al retomar algunos principios de Alcohólicos Anónimos, dijo que el sujeto necesita reconocer que tienen un problema que lo rebasa y que precisa de ayuda. Por lo tanto, la salud mental comienza en la persona que cuenta con un autoconocimiento pleno, es decir, en el caso de AA, consiste en saber evitar el momento en que no pueda parar de beber; “esto es, hay que monitorearse a uno mismo, ser autocrítico, pero sin llegar a ser un tirano”, enfatizó.
Agregó que buscar ayuda externa para enfrentar algún problema es síntoma de que se tiene interés por mejorar la salud; “cada etapa de la vida nos enfrenta a nuevos retos; algunos de ellos habremos podido librarlos solos, pero en otros nos enfrentamos a circunstancias que nos rebasan, y eso no quiere decir que no tengamos buena salud mental, porque a lo mejor tales circunstancias son extraordinarias, pero reconocer que hay un problema, que se necesita ayuda y acudir a ella, habla de un buen nivel de madurez”.
Así pues, dijo, “regresar con el terapeuta o sentarse con un profesor o profesora para que le explique a uno, o con algún miembro de la familia, amigo o profesional de otras áreas, siempre será valioso y evidencia que las personas se conocen, se quieren y aspiran a estar mejor. Por consiguiente, la salud implica conciencia de sí mismo”.
Explicó que un recién nacido tiene el potencial de la salud mental, pero que “éste se desvirtúa en el contexto de cuidadores primarios con mala salud mental”, quienes moldean al niño o a la niña con patrones poco saludables, “y acumulamos un gran historial de pérdidas, circunstancias adversas y situaciones complejas”.
No obstante, añadió, “la buena noticia es que nacemos con la capacidad de salir bien librados del peor escenario. A esto se le llama resiliencia, y encontramos maravillosas historias de hombres y mujeres con un pasado completamente adverso, que fueron capaces de salir adelante, sobreponerse y permitir que su luz brillara”.
Además, advirtió, “debemos poner a la salud mental en el mismo grado que la salud física. Hay mucho apoyo social para pacientes con cáncer, pero muy poco para pacientes con trastornos mentales; se les aísla como si tuvieran lepra contagiosa. Tenemos que poner en la agenda, en nuestro discurso y nuestra conciencia, que la salud mental es tan importante como la física, porque la falta de apoyo social es un factor predictor de un mal pronóstico”.
México, agregó, “es de los países con mayores tabúes en torno a trastornos mentales”. La solución consiste, añadió, “en reconocer la poderosa influencia social que impide hablar claro y abiertamente del tema; tomar conciencia, empezar a expresarlo en todos los frentes: en casa, los medios de comunicación, las escuelas. Debemos poner el diálogo en la mesa con actitud empática. Si desconocemos el tema, hay que buscar ayuda e información, pero hablar como se habla de la ahora de obesidad o la diabetes”.
Finalmente, dijo que la depresión es frecuente en nuestro país, que la ansiedad se incrementó en este tiempo de aislamiento social, y que la idea de muerte es frecuente en la población joven, por lo que es importante hablar de estos temas; “tenemos que explicar que la salud mental puede verse vulnerada, pero que podemos mejorarla. Hay que hablar de ello de manera fundamentada”, concluyó.
La entrevista fue hecha por la estación de radio Universo 94.9.