*El estudio fue realizado por Miguel Tinoco Zermeño y Ricardo Castellanos Curiel, de la UdeC, y empleó los datos trimestrales de la tasa de desempleo del INEGI.
El estado de Colima no tendrá un impacto económico significativo en el mediano plazo, según un estudio económico sobre el impacto en el desempleo de los 32 estados del país a raíz de la pandemia por COVID-19. Los estados con mayores niveles de desempleo sostenido, según el estudio, serán Jalisco, Guanajuato y Nayarit.
La investigación de los profesores de tiempo completo de la Facultad de Economía de la Universidad de Colima, Miguel Ángel Tinoco Zermeño y Ricardo Castellanos Curiel, utilizó los datos trimestrales de la tasa de desempleo desde 2005 al primer trimestre de 2020, que pueden consultarse en la plataforma del INEGI.
Con base en una metodología de vanguardia de pruebas de raíces unitarias y cortes estructurales, Tinoco Zermeño y Castellanos Curiel analizaron estos datos mediante un software especializado (Gauss, Stata, Eviews y RATS), con el que detectaron si un impacto como el alza en el desempleo ocasionado por el coronavirus y el distanciamiento social puede ser temporal o permanente en las economías del país.
Encontraron que entidades como Jalisco, Guanajuato, Nayarit, Tamaulipas, Sonora, Baja California Sur y Zacatecas serían fuertemente afectadas. Por el contrario, entidades como la Ciudad de México y el Estado de México o de la frontera norte como Nuevo León, Chihuahua o Coahuila no tendrán una afectación profunda, según explicó Tinoco Zermeño en entrevista.
Existen varias razones, dijo, “que podrían explicar estos resultados si comparamos Colima con Jalisco, Nayarit y Guanajuato”. En primer lugar, explicó, “la estructura económica en cada entidad difiere en términos de la importancia de las actividades secundarias (industria) respecto a las actividades primarias (agricultura, agroindustria, etc.) y terciarias (servicios)”.
En Guanajuato y Jalisco, dio como ejemplo, la participación de la industria en la actividad total rebasa el 30%, mientras que en los otros estados se ubica en 24% (Colima) y 18% (Nayarit). Por ello, en estos dos últimos estados el sector servicios rebasa el 71% y 75%, respectivamente.
De ahí, comentó, “que sea posible que en Jalisco y Guanajuato los mercados productivos y laborales sean menos flexibles que en las otras entidades. Además, si revisamos el mercado laboral observamos grandes diferencias en la ocupación en el sector informal”.
A principios de 2019, la tasa de ocupación en el sector informal fue del 18% en Colima, pero en Guanajuato, Jalisco y Nayarit ascendió a 26, 23 y 28%, respectivamente. Además, en Nayarit el porcentaje de trabajadores remunerados sin acceso a prestaciones de ley es superior al 52%, “sin duda, este panorama da una idea de por qué la pandemia impactará más en esas entidades”.
Si bien en Colima la pérdida de empleos no será significativa, dijo el investigador, “podríamos tener impactos negativos provenientes de la situación de los estados vecinos. Por ejemplo, la desaceleración económica en Jalisco puede ocasionar caídas en los flujos comerciales hacia el estado o en el estado; incluso es posible pensar en un aumento en la delincuencia e inseguridad pública en algún momento”.
Tinoco Zermeño explicó que, por supuesto, existen muchas maneras de analizar el impacto del coronavirus, incluso hay modelos más completos para estudiar y cuantificar los efectos; sin embargo, señaló que la metodología que usan es bastante ilustrativa, sencilla de entender y permite conocer las características estadísticas de la tasa del desempleo.
Sobre qué acciones tomar, el investigador de la Facultad de Economía puntualizó que en las entidades donde será profundo el impacto al desempleo por el coronavirus, “los gobiernos estatales y el federal deben implementar políticas económicas proactivas que favorezcan el ambiente de negocios y de empresas”.
También, agregó, “medidas que eviten el cierre de empresas y una una caída en los ingresos de la población. Una opción de política es que el gobierno pudiera garantizar préstamos bancarios a bajo costo para las empresas más necesitadas. Esto no significa regalar el dinero, sino que los mismos empresarios deberán reembolsar el crédito una vez que las condiciones económicas se hayan recuperado”.
Siendo más extremos, continuó, “otra opción es otorgar algún incentivo fiscal para que las empresas retengan a sus trabajadores con la caída de la demanda y de los ingresos de la población. No obstante, dada la postura económica actual del Gobierno Federal, esta última opción sería la menos aceptada”.
En las entidades donde el alza en el desempleo será menor, también los gobiernos deben estar atentos para proponer acciones paliativas tempranas, advirtió el profesor investigador Tinoco Zermeño, quien adelantó que esta investigación formará parte de un libro sobre las repercusiones del COVID-19 en la frontera norte de México y de un artículo en una revista internacional, en el cual también colabora un investigador de la Monash University de Australia.
La investigación sobre el desempleo y la pandemia es parte de la línea de investigación del Cuerpo Académico (CA) UCOL-105, al cual pertenece Tinoco Zermeño. El profesor también destacó que su investigación incluye otras áreas relevantes durante la pandemia, como el sector energético. Por ejemplo, recordó el derrumbamiento del precio internacional del petróleo y el fuerte golpe que esto ha ocasionado a las finanzas públicas del país.
Adelantó que, junto con sus compañeros del Cuerpo Académico UCOL-105, están editando un libro con la participación de investigadores de El Colegio de la Frontera Norte, del Instituto Politécnico Nacional y del Tec de Monterrey, entre otras instituciones. El libro es parte de la serie “Desafíos de la economía mexicana”, dijo, aborda temas de energía, política energética y crecimiento económico, y será publicado a finales de este año por la Universidad de Colima.
Miguel Ángel Tinoco Zermeño, con más de 20 años en la docencia económica, es maestro en Finanzas y Economía Internacional por la Brandeis University en EUA, y posee el doctorado en Ciencias Económicas con especialidad en Finanzas por el Instituto Politécnico Nacional. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel I y sus líneas de especialización son la econometría, crecimiento económico, sector financiero y sector energético.