La falta de material es el único factor que ha detenido la producción de caretas sanitarias que de manera altruista y con el único objetivo de apoyar a la protección del sector salud de Tecomán, elabora en su domicilio Francisco Javier Vázquez Bazán, estudiante de octavo semestre de Ingeniería Mecatrónica del Tecnológico de Colima.
Desde antes de la contingencia, Francisco estaba enterado de que en países afectados duramente por el Covid-19, se había comenzado a utilizar la impresión 3D como tecnología de respuesta pronta y efectiva ante la creciente demanda de equipos de protección, y lo consideró como una posibilidad para Colima. “Lo que me hizo decidirme a elaborar las caretas fue el ejemplo del Tec, de mis compañeros que se estaban organizando para trabajar en grupo”, explicó.
“Yo no podía unirme a esa iniciativa porque vivo con mi familia en Tecomán, de donde soy originario”, explicó, “pero sí podía sumarme aquí a la causa y apoyar al sector salud y a la ciudadanía tecomense ante el Covid-19”.
“Vi la oportunidad de utilizar la tecnología y aplicar algunos conocimientos y habilidades que me ha dado la carrera de Mecatrónica para sumarme a ese esfuerzo desde mi casa, pues aquí contamos con dos impresoras 3D” explicó, “comencé con la selección de modelos ya aprobados por las normas de sanidad, hice algunas pruebas que presenté al Seguro Social de Tecomán y me fueron autorizadas”.
Paralelamente buscó el material y comenzó a trabajar en las dos impresoras en forma simultánea. “Mi familia me apoyó para costear la compra del filamento para impresión, pero desgraciadamente fue muy poco el que pudimos conseguir”, dijo, “está totalmente agotado, pero en cuanto vuelva a haber en el mercado, continuaremos”.
En esta primera etapa Francisco alcanzó a producir poco más de cien máscaras que donó al sector salud y que entregó a través de la enfermera Maviael Rincón. Así mismo benefició a los transportistas, otro de los sectores vulnerables ante el Covd-19.
“Considero una valiosa oportunidad poder apoyar al personal médico de mi comunidad, son tiempos difíciles para todos, pero sobretodo para ellos que están en la línea de defensa en estos momentos”, comento, “así que tanto mi familia como yo nos sentimos muy bien de poder aportar algo para contribuir a solucionar en cierta medida las necesidades de la contingencia”.
“Y por otro lado, desde punto de vista profesional, esta labor me ha hecho ver que tener conocimientos en una materia tan innovadora, que cada vez es más popular y útil, me puede apoyar como profesionista, pues he adquirido experiencia para producir objetos en masa, para conocer los protocolos que siguen las instituciones de salud y a explorar más de cerca la tecnología y el mercado de la impresión en 3D”.
“Me doy cuenta de cómo la tecnología nos puede sacar de apuros en situaciones de crisis, especialmente la impresión en 3D, que día a día es más común en los hogares de las personas. Esto abre un amplio panorama de cambios y posibilidades que yo no había visualizado”.
Francisco había logrado por su cuenta cierta experiencia en la producción de objetos en impresora 3D, pues vio en esta tecnología la solución a la fabricación de piezas para prototipos de proyectos académicos que requerían él y sus compañeros, como partes para brazos robóticos, agujas para medición de grados, discos graduados, cajas para tarjetas electrónicas, etc.
“Antes de la contingencia estaba trabajando con un equipo de estudiantes en el proyecto de una impresora 3D que utilizaría como materia prima el PET de las botellas, pero nos quedamos a medias. Me gustaría continuarlo de manera profesional, hacer un posgrado relacionado con esta tecnología, impresión en 3D, pero de forma sustentable.
Además de cumplir con los compromisos académicos y de la producción en 3D, a Francisco le gusta cantar y tocar el violín, lo practica desde la secundaria y actualmente es integrante del mariachi del Tecnológico de Colima. “Me gusta la música, convivir con mis compañeros y participar en eventos culturales y académicos”, comentó.
En espera de encontrar pronto material para seguir elaborando caretas protectoras, Francisco se dedica a cumplir con las tareas escolares y familiares e investiga sobre otros aditamentos de protección que podría producir, tales soportes para sostener cubre bocas.