– Emite Gobierno mensajes confusos y contradictorios sobre Covid-19.
– En una pandemia, casi tan peligroso como el virus puede resultar la información confusa.
– El gobierno ha dejado, también, a las empresas a su suerte. Es momento de insistir en los #RemediosSolidarios.
I. Contexto
A cien días de haber iniciado la Jornada de Sana Distancia, se aprecia un rotundo fracaso de la estrategia sanitaria aplicada por el Gobierno Federal para enfrentar el Covid-19: somos uno de los países que menos realiza pruebas, se ha retrasado el encierro y es muy clara y preocupante la falta de coordinación entre las autoridades. El panorama es alarmante. Los datos reportados el domingo 21 de junio muestran un incremento de más de mil defunciones y 5,343 nuevos casos en un día. Con esto se acumulan 180,545 casos confirmados y de 21,825 defunciones. El 4 de mayo el subsecretario López Gatell estimó que el número de decesos sería de 6 mil, más tarde elevó la estimación a 35 mil fallecidos. Hoy esta cifra se antoja corta. No se advierte que se haya “aplanado” todavía la curva de casos en México.
La estrategia de comunicación del Gobierno Federal ha estado muy lejos de ser efectiva: clara, concisa, consistente y creíble. Ha sido todo lo contrario: confusa. En una pandemia es normal que se genere una gran ansiedad entre la población, por lo que la estrategia de comunicación resulta vital en un plan de respuesta. Este plan debe evitar al máximo las discrepancias y contradicciones entre las autoridades, pues nada genera tanta confusión y temor entre la población como a un líder político que cuestiona en público a los expertos técnicos. Un ejemplo: el Dr. López Gatell afirma que debe usarse el cubrebocas y el Presidente no lo usa.
Desde el principio de la pandemia no ha habido mensajes claros ni sobre la gravedad de la amenaza ni sobre la respuesta del gobierno federal, abusando
de explicaciones técnicas para oscurecer la exposición. Resulta evidente que las autoridades de salud han adoptado criterios políticos en sus decisiones.
Cuando los mensajes que emiten las autoridades son confusos y contradictorios, se pueden generar conductas de temor excesivo entre la población que pueden ser tan dañinas como el virus mismo. La pérdida de la credibilidad gubernamental crea un vacío informativo que se llena con rumores, prejuicios y desorientación. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido al Gobierno de México que emita “mensajes coherentes” para luchar contra la pandemia.
Mientras el presidente invita a la población a reiniciar actividades normalmente, animando en discursos públicos a la ciudadanía a comenzar a salir “sin miedo” de los confinamientos, el responsable de la OMS recordó que México –con 170 mil contagios y cerca de 21 mil muertes– es actualmente el séptimo país que más casos diarios reporta y el tercero en fallecimientos por jornada, por lo que sigue “en una situación realmente difícil”. Más aún, expertos alertan por la tasa de positividad de las pruebas en México que supera el 50%. Es decir, 1 de cada 2 personas a las que se les aplica la prueba resultan positivas. Imposible tener una evidencia más clara para la necesidad de aplicar más pruebas.
El Subsecretario de Salud es un ejemplo vivo de contradicciones. Primero calificó de innecesario el uso de cubrebocas y ahora, sin explicar por qué, cambió de postura y hoy ya habla de los beneficios del cubrebocas.
Las autoridades locales hacen caso omiso de las recomendaciones del Dr. López-Gatell. Las señales son contradictorias. 17 estados han decidido tener un semáforo distinto al del Gobierno Federal. 24 entidades presentan cifras diferentes a las de la Secretaría de Salud sobre los casos de contagio y muertes por Covid-19. Nuevo León y Jalisco son los estados que presentan la mayor discrepancia con la Federación sobre el número de contagios. Se
ha detectado que la mitad de los estados del país tienen registrados más decesos a causa del virus de los que reporta el Gobierno Federal.
Los ciudadanos se sienten confundidos. El Gobierno es responsable de emitir información clara sobre prevención y cuidado para que la población siga esas medidas. Debemos tomar conciencia de que somos una de las naciones más afectadas por la pandemia en la actualidad.
II. Reactivación económica
En el renglón económico México también ha ido en contracorriente: es el único país de la OCDE que no diseñó ningún plan masivo para apoyar la economía y proteger el empleo. Según cifras del INEGI, la pandemia dejó a 12 millones de mexicanos sin trabajar, entre formales e informales, y eso sólo en abril.
Los mensajes confusos son sumamente riesgosos. El 30 de mayo concluyó la Jornada Nacional de Sana Distancia, creando una falsa sensación de seguridad, alentada de manera oficial. Del 27 de febrero hasta el 30 de mayo (92 días) las personas contagiadas fueron 84,627. De esa fecha, en que se determinó el fin de la Sana Distancia, hasta hoy (20 de junio: 20 días) se han contagiado casi 90 mil personas. Este es el riesgo de una pésima estrategia de salida y de múltiples errores de comunicación.
III. Atención a los centros de trabajo
En este contexto, desde el sector empresarial exigimos lineamientos claros para implementar en los centros de trabajo. No decálogos vacíos sin propuestas de políticas públicas. Lejos de “aplanarse”, nos encontramos en una trayectoria ascendente de la curva de contagios. La falta de información clara por parte de las autoridades ha generado y continuará generando mayores contagios.
México es quizá el único país del mundo que ha comenzado la desescalada cuando aún la curva no ha alcanzado su pico, como ha mencionado el representante de la Organización Panamericana de la Salud en México. El peligro persiste en toda la República, entonces, ¿por qué se están tomando medidas de desconfinamiento?
En esta coyuntura es de vital importancia seguir una estrategia adecuada. Además de una ampliación sustancial de las pruebas para detectar oportunamente los casos, es importante realizar el seguimiento exhaustivo de los posibles contagios y del aislamiento de las personas contagiadas. Es imprescindible el seguimiento de las cadenas de contagio. Al no realizarse el número de pruebas necesario, las políticas de aislamiento no han sido las adecuadas. Tenemos que establecer un esquema de monitoreo y de tendencias de población general para identificar brotes de contagio y aislamiento de la población.
Desde Coparmex impulsaremos que las empresas, por su parte, implementen un “Procedimiento Interno de Vigilancia Epidemiológica, Trazabilidad y Contención de Redes de Contagio” para que, desde el sector privado, ayudemos en la contención del contagio a las autoridades sanitarias. Implementando estas medidas podremos reactivarnos de modo sostenido y seguro, previniendo brotes descontrolados de contagio en los centros de trabajo.
Asimismo debe establecerse un esquema de monitoreo y de tendencias de población general para identificar brotes de contagio por medio de una Unidad Estatal especial de atención Covid-19. Este esfuerzo de contención de la cadena de contagio, para ser efectivo en un ambiente de reapertura económica, implica la capacidad de aplicar un número substancial de pruebas.
En Coparmex consideramos indispensable que las autoridades federales y las locales escuchen y atiendan los planteamientos del sector empresarial. Las acciones que las autoridades competentes del país deben realizar, en el contexto de la “nueva normalidad”, tanto en términos de comunicación, económicos y sanitarios, significan la solución para la reactivación económica del país.
IV. #RemediosSolidarios
Estamos lejos de domar la pandemia, requerimos un gran esfuerzo de la sociedad para continuar con las medidas de confinamiento, así como una reapertura gradual. Ante la negativa total del gobierno para proteger el empleo, el sector económico está en una situación de emergencia: urge retomar actividades.
Por esto, volvemos a proponer la implementación de los #RemediosSolidarios, serie de medidas que nos ayudarán a transitar a una Nueva Normalidad que priorice la salud de los mexicanos.
El primer remedio –el salario solidario–, permitiría dar un respiro a los trabajadores que están empleados en empresas que aún permanecen cerradas. Les permitirá contar con la tranquilidad de que seguirán contando con su trabajo una vez levantadas las restricciones.
El segundo remedio –el seguro solidario–, brindaría un apoyo a los trabajadores que ya perdieron su empleo. Les permitiría quedarse en sus casas para cumplir con las medidas sanitarias, pero con la seguridad de contar con un ingreso mínimo vital.
El tercer remedio –el bono solidario–, permitiría abrir nuevas fuentes de empleo formales una vez levantadas las medidas sanitarias. Implica una oportunidad para todos aquellos que perdieron su empleo.
El costo de los remedios solidarios es mínimo en comparación al que representaría un incremento abrupto de las defunciones y contagios a causa de una reapertura apresurada y desordenada. La salud de los mexicanos es primero. La mejor manera de hacerlo es brindándoles la tranquilidad de que su empleo está protegido, de que contarán con un ingreso mínimo vital en caso de que lo hayan perdido, y de que habrá nuevas oportunidades una vez levantadas las restricciones sanitarias