*Este jueves se realizó una capacitación a personal directivo y administrativo de planteles y dependencias del campus Colima sobre el Protocolo para la atención integral de la violencia de género.
Con la sesión del jueves por la mañana concluyó la primera etapa de la capacitación a personal directivo y administrativo de planteles y dependencias de la Universidad de Colima, en el tema del Protocolo para la atención integral de la violencia de género. Después seguirán las capacitaciones a docentes y estudiantes de todos los campus de la institución, según se dio a conocer en este misma reunión, realizada en el Paraninfo.
En la capacitación de este jueves estuvo el rector José Eduardo Hernández Nava, quien felicitó al equipo que visitó todos los campus de la institución con el objetivo de sensibilizar a este grupo de la comunidad universitaria sobre este tema de alcance no sólo regional o nacional, sino mundial: el de la violencia de género.
Con estas acciones, añadió el rector, “lo que quiero decirles es que la Universidad está actuando y que era necesario porque así lo exige la sociedad y los tiempos”. Por último, pidió, a quienes asistieron a la capacitación, conocer más sobre el tema, porque la mayoría son el primer contacto en caso de una queja.
Abrió la sesión Christian Torres Ortiz Zermeño, secretario general, quien dijo que más que una reunión informativa, las presentaciones en los campus eran “un encuentro de capacitación y sensibilización” en el tema, y enfatizó que el protocolo “no es un documento punitivo, no está diseñado para castigar sino para prevenir, atender y, en algunos casos, sancionar la violencia de género en la Universidad de Colima”.
Después, la delegada del campus Colima, Priscilia Álvarez Gutiérrez, ofreció una descripción de lo que contiene el protocolo y destacó que busca dar respuesta a una problemática mundial e histórica; “busca promover la cultura de la denuncia y prevención. La idea es erradicar la violencia de género en la Universidad, atender de manera integral el problema y permear a la sociedad”.
Comentó, entre otras muchas cosas, que en el tema de los uniformes el uso de la falda es opcional, aunque se debe sugerir el uso de la camiseta, por seguridad, sobre todo en los bachilleratos. Dijo también que la institución trabaja en crear más entornos seguros, en talleres permanentes de capacitación sobre el tema, en la inclusión de materias sobre género en los planes curriculares y en el desarrollo de investigaciones sobre este problema. Finalmente pidió a todas y todos leer el protocolo, que tiene 22 páginas, un estilo ágil y que “es una guía para prevenir, erradicar, entender y sancionar conductas de violencia”.
En su turno, Elías Flores, abogado general, ofreció varias recomendaciones a quienes asistieron, como no enfrentar a la víctima con el victimario, darle confianza a quien vaya a quejarse, y aclaró que en la oficina a su cargo hay un grupo de abogadas capacitadas que atenderán con profesionalismo y discreción cada caso que se presente.
Además, dijo, se escuchará también al acusado, “no se actuará de manera sesgada”, y se procederá siempre con el acompañamiento de Comité de Ética para la Atención de la Violencia de Género. La Universidad, concluyó, también podrá orientar a las personas que se quejen a presentar una denuncia ante las autoridades correspondientes.
El tema conceptual de la violencia de género fue abordado por el doctor Antar Martínez Guzmán y la doctora Nancy Elizabeth Molina Rodríguez. Inició Antar Martínez, quien dijo que el protocolo se inscribe en un momento histórico de cambio en la sociedad. Explicó el término de “género”, que no define algo natural, sino cultural y arbitrario, algo que varía además a lo largo de la historia. “Son las características definidas culturalmente de lo que debe ser lo masculino y femenino”.
En cuanto a la violencia, explicó, se reconoce porque más que una mera agresión, se trata de una acción sistemática que tiene que ver con el abuso de poder de docente hacia estudiante o de un superior hacia su subordinado en el trabajo.
El protocolo, añadió, es una ayuda para acompañar el cambio social, pero para que sea más útil debe ir aparejado con un cambio en el comportamiento de todos y todas. Dijo que los valores morales personales y familiares están bien, pero que no sirven para tener una buena convivencia social. “Lo personal no puede regir la vida en comunidad, para eso necesitamos instrumentos que disipen las controversias del tipo moral. No podemos abogar con base en lo que nosotros creemos que está bien o lo que ‘mi abuelita me enseñó’ y ‘mi papá me dijo’”. De ahí la utilidad del protocolo
Para hablar del primer contacto y cómo proceder, Nancy Molina dio las pautas de actuación en el primer contacto con la persona afectada, qué sí hacer y qué no. En este sentido, dijo que al atender a quien presenta una queja por violencia de género “debemos cambiar esquemas y prácticas sobre cómo concebimos el género, los hombres, las mujeres y las relaciones entre ellos”.
Les pidió paciencia en el caso de que estén atendiendo una queja, porque hay gente que ha sido expuesta a mucha violencia y suele presentar incapacidad para enfrentar este tipo de problemas. A veces no se denuncia por no tener confianza en las instituciones, dijo, por creencias basadas en estereotipos de género, por vergüenza, culpa, o por no tener el apoyo familiar o de sus redes sociales.
Pidió, entonces, no tocar físicamente a la persona que presenta una queja, no revictimizarla o hacer que cuente varias veces su historia, explicarle el protocolo, los pasos a seguir, mostrarse empáticos, escuchar con atención sin ver a cada rato el celular y sobre todo decirle que la Universidad de Colima “condena cualquier conducta relacionada con la violencia de género” y que “tiene una política enérgica para erradicar esa práctica”.