El día de hoy se cumplen 17 años del sismo que azotó Colima hasta convertirlo en lo más parecido a una zona de guerra.
Era el martes 21 de enero de 2003, en punto de las 20:06:34 (hora local) comenzó el sismo con epicentro frente a la costa de Cuyutlán, Colima, con una magnitud de 7.6 grados, aunque algunas instituciones aseguran que alcanzó los 8 grados. Todo el estado e incluso algunas zonas aledañas de Michoacán y Jalisco resultaron afectadas.
Se presentaron varias réplicas de entre 3,7 y 5,8 grados que se extendieron hasta el 28 de enero de 2003, además de producirse un pequeño maremoto que golpeó las costas entre 6 y 12 minutos después del sismo.
Conmemorando este aniversario el equipo de Archivo Digital platicó con Marisol, una sobreviviente del sismo que nos detalla el suceso vivido en el centro de la capital colimense, la cual fue una de las zonas urbanas más afectadas:
«En ese entonces tenía 26 años, recién había salido de trabajar y fui a recoger a una amiga a unas oficinas que estaban atrás de la escuela primaria República Argentina «Tipo», por la calle 27 de septiembre. Esas oficinas eran de dos pisos y tenían cristales. Estando yo en la segunda planta, me recargué en un escritorio y sentí que se movió, entonces mi primera reacción fue pensar que alguien lo estaba moviendo, en eso comenzaron todos a gritar que estaba temblando.
Las escaleras para bajar estaban pegadas al ventanal, al intentar bajar vimos que los cristales se estaban cayendo y todos se paralizaron, yo así bajé y enseguida todos detrás de mi, escuchaba los cristales caer pero yo alcancé a salir aunque hubo algunos que se esperaron.
La sorpresa fue que estando a media calle y en la cancha que está frente a la escuela «Tipo» se empiezan a caer pedazos de la escuela y enfrente de las oficinas estaba la bodega de Paco Zaragoza, donde guardaba los autos antiguos, vimos como se caía el techo. La escuela parecía de papel.
Yo no sé si de repente cambió el movimiento del temblor pero los autos comenzaron a brincar y las alarmas a sonar.
En ese punto creí que ya se iba a terminar , fui a mi carro y al intentar meter la llave no podía hacerlo, el auto brincaba. Me recargué en el auto a esperar que pasara el temblor, los árboles se caían y la gente gritaba histérica.
En cuanto el auto dejó de moverse me subí y comencé a manejar, iba para Villa de Álvarez. Quise dar vuelta en la Cenaduría Morelos y no pude porque había bardas caídas, postes, tuve que irme de reversa y bajar por la Av. 20 de Noviembre porque toda esa calle estaba a oscuras y con bardas y postes tirados.
No había luz, no había semáforos, me tocó ver un par de accidentes donde la gente chocaba y así seguían conduciendo, solo querían llegar a sus casas, los golpes al auto no les importaban.
Yo no podía comunicarme a mi casa, tenia miedo , mi mamá estaba sola e iba manejando lo más rápido posible cuidándome de todos lados. De las cosas más feas que recuerdo fue al intentar cruzar la avenida Benito Juárez a la altura de «la lechera», era terrible, todos como locos, no respetaban los turnos para pasar. Cuando pude atravesar ese tramo llegué mas fácilmente a mi casa.
En mi casa no hubo daños, aunque con los vecinos sí, algunos electrodomésticos se cayeron.
Nosotros dormimos en la sala como 3 días con las puertas abiertas. Al otro día del sismo Colima parecía zona de guerra, estaba irreconocible. Como un mes después aún era difícil movilizarte en el estado.
Lo que viví en ese sismo realmente es una experiencia que se quedará por siempre conmigo, sería difícil borrar de la mente tan terribles imágenes.»
Durante el sismo, en Manzanillo se cayó el Edificio Federal. De igual forma quedó inhabilitado la clínica del ISSSTE en Colima, Alrededor de 10 escuelas fueron derrumbadas en el estado, tres de ellas en Colima. Derrumbes se presentaron en la carretera Colima-Tecomán. Se reportó la muerte de 23 personas, aproximadamente 300 heridos, 10 000 viviendas afectadas y daños en la red eléctrica y de comunicaciones, principalmente en Colima, Villa de Álvarez, Pueblo Juárez, Coquimatlán y Zacualpan.
Por cuestiones de privacidad el nombre del testigo fue modificado, no así los sucesos narrados.