Necesario empoderar a las personas para que  sepan utilizar sus recursos: experta

 

 

*“El dinero de muchas políticas sociales se desperdicia totalmente porque no saca de la pobreza a la gente, porque en sí no es la felicidad, sino lo que la persona puede hacer con ese dinero”: Rocío García, Universidad de York.

 

Para hablar de la Teoría de las Capacidades aplicada a la investigación social, la experta en Economía Pública de la Universidad de York, Inglaterra, Rocío García Díaz, visitó la Universidad de Colima y presentó este enfoque para la valoración y medición de la calidad de vida y la felicidad.

 

En su charla: “Conceptos de desarrollo humano desde la perspectiva de Amartya Sen”, García Díaz explicó en qué consiste la Teoría de las Capacidades ante estudiantes de la Facultad de Letras y Comunicación de la UdeC, como parte de la Jornada Internacional “Comunicación y tecnologías para el desarrollo”, que se realizó con apoyo del Conacyt y del Centro Universitario de Investigaciones Sociales.

 

La Teoría de las Capacidades es una propuesta del economista indio Amartya Sen, impulsor de lo que se conoce como las economías del bienestar, la hambruna, sus condiciones y sus soluciones, que lo llevó a merecer el Premio Nobel de Economía en 1998. Este enfoque, continuó la experta, “analiza lo que se puede alcanzar con los recursos que se tienen”.

 

Como ejemplo, dijo que con una laptop se puede o no tener la capacidad de saber usarla, o se puede o no dominar su funcionamiento y programar con ella. Otro ejemplo: “Podemos tener comida, pero podemos tener o no la capacidad de alimentación y, aún así, podemos o no usarla para nutrirnos. Dependerá de nuestras capacidades; el recurso no significa nada”.

 

Las dimensiones de la economía del bienestar, dijo Rocío García, son tener larga vida, estar saludable, tener conocimiento y un nivel de vida decente, siendo sus indicadores la esperanza de vida, los ingresos y el índice de desarrollo social.

 

La Teoría de las Capacidades, precisó, “es muy útil para la aplicación de políticas públicas”, y dijo que premios Nobel de Economía como Kremer, Banerjee y Duflo visitan el campo y preguntan a los pobres cómo les pueden ayudar; “ésta es la perspectiva de capacidades: entendiendo, estudiando y sabiendo qué necesitan, se pueden implementar políticas públicas, no solamente asignando recursos o ayudas”.

 

Sobre las políticas de gobierno que entregan recursos a los individuos, alertó que se puede llegar a construir una política rara donde la persona se acostumbre a esos recursos y los demande todo el tiempo: “Lo mejor que el gobierno puede hacer es empoderar a la persona para saber qué hacer con esos recursos”, afirmó.

 

También abordó el programa federal PROCAMPO, que da recursos para generar riqueza, incrementar el patrimonio y, de esta forma, dejar de ser dependientes del gobierno en algún momento. Ella se ha interesado en la redistribución, medición de la pobreza e inequidad, y opinó que “el dinero de muchas políticas sociales se desperdicia totalmente porque no saca de la pobreza a la gente, porque en sí no es la felicidad, sino lo que la persona puede hacer con ese dinero”.

 

Recomendó a los estudiantes interesados en la investigación social y el bienestar social, leer artículos que hablen de las posibles dimensiones para dicho análisis: “Hay muchas publicaciones por la ONU y el Banco Mundial sobre las dimensiones importantes de calidad de vida”.

 

Por último, comentó que “no depende de la persona que aplica el análisis ni de la persona en extrema pobreza elegir qué se valorará o dentro de qué indicadores, sino del consenso de los expertos y quienes ya han trabajado en el tema”.

 

Durante la Jornada Internacional “Comunicación y tecnologías para el desarrollo”, expertos del país y del extranjero discutieron sobre problemas teóricos, epistemológicos, metodológicos y técnicos de la relación entre calidad de vida, jóvenes universitarios y tecnologías de la información y comunicación.