*La jornada cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de la UdeC a través del Centro Universitario de Investigaciones Sociales.
Este lunes iniciaron en la Universidad de Colima las actividades de la Jornada Internacional: Comunicación y Tecnología para el desarrollo “Calidad de vida + TIC jóvenes universitarios”, la cual fue inaugurada por la delegada del campus central, Priscilla Álvarez Gutiérrez en representación del rector José Eduardo Hernández Nava, en un evento enmarcado en los 80 años de esta Casa de Estudios.
La jornada cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y de la UdeC a través del Centro Universitario de Investigaciones Sociales.
En su discurso, Priscilla Álvarez dijo que las universidad “son el espacio adecuado para generar conocimientos y hacer cambios, poco a poco, en el país”. En cuanto al tema del evento, comentó que “es necesario y se tiene que desarrollar por las universidades y por la sociedad pues las tecnologías y la información están al alcance de todos y no podemos hoy en día vivir sin ellos”.
Alfredo Aranda Fernández, coordinador general de Investigación Científica de la UdeC, al tomar la palabra dijo que se sentía “preocupado y en ocasiones podría decir que molesto por la situación que vivimos en el país, de una evidente y fuerte descomposición social y política que nos tiene al borde de la locura. Suceden cosas que creerían que sólo pueden encontrarse cuentos, y además malitos, y parece que no nos damos cuenta, que no importa o que es de lo más normal”.
“Creo –agregó– que la solución a los problemas sociales que tenemos, de manera fundamental, es la educación. Lo creo porque no lo puedo demostrar, porque soy físico en el área de las matemáticas, pero si mi creencia es acertada la solución no es para nosotros, es para el futuro; a nosotros nos tocó lo que tenemos, que es el producto de una pésima educación de décadas y no podremos cambiarlo para disfrutarlo nosotros mismos”.
Comentó que cuando los gobiernos y grupos de poder tienen en mente estrategias y conceptos de desarrollo, “nos les parece que haya argumentos que muestren alternativas más eficientes o que evidencien debilidades en sus proyectos, y el problema de la ciencia es que los resultados que logra no pueden ser moldeados o adaptados a los interés personales”.
“En sistemas en que los tomadores de decisiones están acostumbrados a que su palabra sea suficiente para demostrar cualquier verdad, la ciencia no puede ser una aliada. ¿Por qué es peligroso que no se tome en cuenta la ciencia?, porque de no hacerlo es fácil terminar en una situación como la que tenemos en el presente”, añadió.
Dijo también que “la vida intelectual en México está alejada del colectivo; no forma parte de nuestra forma de ser; es ajena porque parte de un problema de clases. La educación básica de calidad ha estado por mucho tiempo al alcance de pocas personas, y por su parte, la educación masiva ha logrado poco y comprometido demasiado la calidad. No imagino que exista un estrategia para mantener a toda la población ignorante; más bien creo que hay un desinterés por hacer las cosas bien”.
Concluyó diciendo que “no todo es malo; mi intención no es decir que nada sirve y que todo está mal. Lo que sí me preocupa es que seamos muchas las personas que nos auto-engañemos y pensemos que las cosas van bien”.
Finalmente, Ana Isabel Zermeño Flores, responsable técnica del proyecto “Impacto de las Tecnologías de Información y Comunicación en la calidad de vida de los jóvenes universitarios” (CONACYT- Propuesta A1 – S – 8412), comentó que el objetivo de su investigación es analizar cómo las tecnologías y la comunicación se incorporan a la vida cotidiana de los jóvenes universitarios.
“Queremos entender –añadió– cómo esas tecnologías intervienen en el logro de una vida mejor. ¿Pero qué es una vida mejor? Hasta finales del siglo pasado, se entendía que la calidad de vida, el bienestar y el desarrollo estaban relacionados con el avance económico de los países; es decir, con los aspectos materiales de la vida. Sin embargo, este enfoque es cuestionado por diferentes investigaciones que encuentran en él contradicciones, como por ejemplo sociedades desarrolladas donde la población vive con altos índices de infelicidad o pueblos con precariedades económicas que se muestran satisfechos con la vida”.
Señaló que los jóvenes son importantes porque constituyen la posibilidad del futuro; “son los que tomarán el mando de la vida productiva de las sociedades y la alterativa de innovación de cambio social”.
En este sentido, añadió, la situación de los jóvenes universitarios en México “es compleja y contradictoria. Por un lado, el informe de la Organización de la Cooperación y Desarrollo Económico: ‘El futuro de la educación en México’ reportó que en el 2017 sólo el 23% de los jóvenes de 25 a 34 años recibió educación superior y, por otro, la encuesta de ocupación y empleo del INEGI 2017 informa que la población juvenil del país que estaba ocupada era apenas del 50%, y de este 50%, el 61% estaba en empleos precarios. Parte de ellos también eran universitarios”.
Por último, dijo que con su proyecto quiere conocer si las potencialidades de las tecnologías inciden o no la vida que quieren vivir los jóvenes universitarios. El estudios se aplicará a seis universidades ubicadas en la zona norte, centro, sur, oriente y occidente el país, “por lo que tendremos la oportunidad de ampliar nuestra compresión de toda una sociedad. Además, ampliaremos y consolidaremos nuestras redes de colaboración, tanto a nivel nacional como internacional”.