*“Hagamos un esfuerzo por abrir las universidades como aporte a la causa, para que trabajadores de la administración pública, funcionarios del Estado y municipios vengan tardes o mañanas para formarse en perspectiva de género”, recomendó.
“La mentalidad misógina no se eliminará de la noche a la mañana, se requieren muchos esfuerzos desde la academia para enfrentar, explicar y entender cómo se produce este fenómeno, que sustenta acciones violentas contra mujeres y niñas”, dijo la etnóloga y feminista mexicana Marcela Lagarde y de los Ríos durante un diálogo que sostuvo ante la comunidad universitaria, asociaciones civiles y diputadas reunidas en el auditorio “Carlos de la Madrid Virgen” de la Universidad de Colima, este jueves por la mañana.
En la charla, Marcela Lagarde habló de sus orígenes y de cómo ella se inició en el activismo feminista, sobre cómo enfrentar los estigmas de ser feminista, de las recientes manifestaciones en la Ciudad de México, así como de las múltiples tareas se tienen desde las universidades como formadoras de ciudadanos.
“Hagamos un esfuerzo por abrir las universidades como aporte a la causa, para que trabajadores de la administración pública, funcionarios del Estado y municipios vengan tardes o mañanas para formarse en perspectiva de género”, recomendó. Después, añadió, “se deben ofrecer especializaciones en género y derechos humanos, pero con la perspectiva de género”.
En el diálogo, que condujo la conductora de Universo FM, Karina Ortiz Bonales, recomendó “no responder ni salir a pelear cuando se dicen cosas de nosotras. Mi norma es no repetir chismes ni comentarios discriminatorios contra las personas por su discapacidad, por su condición de género, raza, color, etc.”.
Sobre las recientes manifestaciones contra la violencia hacia las mujeres en la Ciudad de México, Marcela Lagarde señaló que se vive un momento de enriquecimiento del feminismo: “Hay una expansión del feminismo en lugares donde no estaba presente. Esto es encomiable y formidable”, comentó.
En cuanto a las manifestaciones en la Ciudad de México, dijo que “tal vez sí será necesario salir a la calle”. Para ella, sin embargo, lo que caracteriza a la academia es el saber universitario, que implica el reconocimiento filosófico, ético y político de la cultura.
Al respecto, agregó que otra vía es el arte, que últimamente carece de apoyos, y reiteró que el feminismo se despliega de muchas maneras, “y todas son vehiculares para expresarnos y poder hacer política”, enfatizó.
Otra de las tareas que señaló es conocer las leyes: “Debemos saber qué dice el Código Penal en Colima, conocerlas, aprenderlas y saber qué significan para los colimenses”.
En el apartado de preguntas y respuestas, se le pidió hablar de la legislación sobre el aborto en la Ciudad de México y las posibles mejoras a la ley. En este sentido, explicó que, a la fecha, más de 270 mil mujeres han ido a diferentes hospitales de la Ciudad de México a practicarse un aborto, los cuales tienen la obligación constitucional de dar este servicio: “Es una cifra que, de no atenderse, potencialmente pudieron significar mujeres con una terrible interrupción del embarazo, una cantidad de secuelas, o incluso pudieron morir”, dijo.
Sobre esta atención, añadió que todas ellas quedan inscritas en un programa de sexualidad, libre y responsable, para elegir bajo la supervisión del sector salud con qué método se cuidarán.
Asimismo, dijo que este tema es asunto de salud pública, la cual es un derecho humano. “Es un derecho que nos hace libres -continuó la feminista- en el sentido de una libertad que permite que las mujeres tengamos un proyecto de vida que no se coarte por un embarazo no deseado”.
Finalmente, añadió que a ese derecho humano faltaría aplicarle la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia, que habla del agravio comparado, esto es, “tenemos derechos diferentes según el estado en que vivimos. Y en caso del aborto sucede así. Los estados no tienen esta posibilidad por ese tema”.