Estamos seguros que más de una vez has terminado con los dedos naranjas después de comer una bolsa de cheetos. Pero ¿sabes de qué están hechas estas adictivas frituras?
Los cheetos están científicamente diseñados para que sigas comiendo sin parar, su liviana textura contribuye a engañar a tu cerebro para que no exista el sentimiento de saciedad o de consumo de calorías.
Además de contener una gran cantidad de harina de maíz (que es lo que le da esa textura airosa) estas frituras contienen alrededor de 12 ingredientes en el “queso”, los cuales incluyen colorante, aceite vegetal, mucho suero de leche, azúcar y glutamato monosódico.
Al año se necesitan alrededor de 5,000 vacas para la elaboración del “polvo de queso” -cantidades industriales de queso cheedar, que posteriormente se deshidrata- y eso es lo que termina pigmentando tus dedos después de comerlos.
Cada país tiene su propia versión de sabores: camarón (Japón), aguacate (Japón), sabor Pepsi (Japón) y chipotle ranch (Estados Unidos), sólo por mencionar algunos.
Al menos en México, existen 7 variaciones del cheeto, entre ellos los flamin hot, mini pizza, torciditos, puffs, de colmillo, bolitas (con chile) y torciditos de nacho ¿cuáles son tus favoritos?
¿Sabías que?
La bolsa dice que contiene 189 piezas de cheetos, pero una investigación de Thrillist dice lo contrario, en realidad contienen mucho más de lo que pensabas, 237 piezas para ser exactos.