Importante, monitorear volcanes para prevenir desastres: Experto

 

 

*Raúl Arámbula, director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos de la UdeC, dictó conferencia en la VI Jornada Académica “Gestión y reducción del riesgo de desastres: amenazas regionales y entornos sociales”.

 

“El monitoreo volcánico es una de las herramientas fundamentales para conocer la actividad de los volcanes, pues si bien algunos no presentan actividad diaria, sí lo hacen por ciclos. De esta manera, con el paso de los años, se conoce cómo se comporta un coloso y así se pueden prevenir desastres, como el ocurrido el año pasado en Guatemala”.

 

Durante la conferencia “Actividad reciente del Volcán de Colima”, que dictó como parte de la VI Jornada Académica “Gestión y reducción del riesgo de desastres: amenazas regionales y entornos sociales”, Raúl Arámbula Mendoza, director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos de la Universidad de Colima, enfatizó la importancia de contar con las herramientas para el monitoreo del Volcán de Colima a fin de presentar posibles escenarios ante su reactivación.

 

De acuerdo con el investigador, el Volcán de Colima ha demostrado ser uno de los más activos en México y que, si bien actualmente su actividad ha ido a la baja, “este estratovolcán tuvo una actividad importante en el periodo del 2013 al 2017”.

 

Pero, ¿para qué sirve conocer los registros históricos y el comportamiento de su actividad? La prevención, dijo, es una de los principales objetivos. Este volcán, compuesto por capas de ceniza y flujos de lava de composición andesítica, tiene un periodo de actividad cíclica que inicia con el crecimiento del domo y termina con una gran erupción pliniana, cuya pluma eruptiva puede alcanzar de 10 a 15 kilómetros de altura.

 

“En los últimos años ha tenido etapas efusivas; crecen domos de lava que generan flujos y, cuando es mucha la tasa de efusión, genera flujos piroclásticos por colapso del domo y nubes de ceniza que viajan a velocidades altas con material fragmentado y también a altas temperaturas. Esto nos indica que el volcán ha tenido erupciones grandes, y entonces tenemos que monitorearlo”, agregó.

 

Los registros históricos del monitoreo de este estratovolcán andesítico han permitido observar ciertas características que se repiten; por ejemplo, el investigador comentó que antes de las erupciones del 91 y 98 hubo enjambres de sismos volcanotectónicos, y que durante abril de este 2019 también se presentaron.

 

La información histórica del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos de la UdeC, explicó, junto a la que recaban los investigadores del monitoreo durante el periodo de actividad, se presenta ante un comité técnico asesor, que se compone de las unidades de Protección de Colima y Jalisco, para que ellos tome las decisiones respecto a la población.

 

Por lo anterior, “es importante que los investigadores cuenten con las herramientas necesarias para el monitoreo; no nos podemos confiar, pues una semana puede estar en un periodo de mucha tranquilidad y a la siguiente no sabemos; por lo tanto, si existe falta de monitoreo, de personal técnico y mala comunicación con Protección Civil, podría suceder lo que ya vimos el año pasado en Guatemala”, advirtió.

 

Por último, afirmó que hacen falta herramientas y apoyo de las instituciones para conocer ciertos parámetros. Por ejemplo, cuando el volcán inicia con su actividad efusiva no se pueden realizar sobrevuelos, por lo que se necesitan herramientas distintas al registro de la actividad sísmica.