*Juan Pablo Arroyo, subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, estuvo en la UdeC, donde dictó la conferencia “Líneas de políticas públicas para educación media superior”.
Uno de los grandes retos que deberá enfrentar la educación media superior en el país, además de la cobertura, la permanencia, capacitación docente, la infraestructura y el equipamiento necesario, es cambiar la forma en que se enseña en las aulas; esto es, pasar de un sistema que privilegia la exposición de temas y la memorización, a otro que fomente la curiosidad, la indagación y que haga del conocimiento, sobre todo el científico, una pasión de toda la vida.
Estas ideas fueron expuestas por el Dr. Juan Pablo Arroyo Ortiz, subsecretario de Educación Media Superior de la SEP, al dar la charla central durante la Asamblea Regional de la Red Nacional de Educación Media Superior Universitaria, región Centro Occidente, realizada este martes en el Archivo Histórico de la UdeC. El nombre de su conferencia fue “Líneas de políticas públicas para educación media superior”.
Los retos son grandes, dijo, “sobre todo si se quiere que el sistema educativo del país, en especial el bachillerato, deje de ser el mayor productor de jóvenes que ni estudian ni trabajan, pues la mejor forma de enfrentar estos problemas es la educación”. Para lograr eso, habló de las seis líneas de política pública que ha diseñado el gobierno federal.
La primera es ubicar a los alumnos según su origen cultural y el ámbito social en el que se encuentran, a fin de definir estrategias específicas de atención para que todos tengan los mismos estándares de calidad. Otra es cambiar la forma de aprendizaje en el aula, y la tercera es hacer del docente y el directivo agentes de cambio, “ya que si no pensamos que el docente es el actor principal del proceso educativo, estamos perdidos”.
La cuarta es lograr que toda la comunidad se involucre en este proceso de cambio; la quinta, tener buenas instalaciones y la conectividad adecuada, ya que en México apenas el 20 por ciento está conectado a la red, y la última, la más complicada según reconoció, es buscar la sustentabilidad financiera y convencer a todos los actores de que la educación es la mejor inversión que podemos hacer como sociedad.
El paso inicial, siguió, es hacer un diagnóstico serio y profundo de las necesidades que tienen los bachilleratos, para partir de una base real en la transformación que se quiere lograr. Al gobierno federal, agregó, “le interesa fomentar el conocimiento científico, que las niñas se interesen por las carreras técnicas, por las ingenierías, pero que también los niños estudien materias de arte, equilibrar esta brecha de género en la educación”.
Le interesa, además, que los jóvenes sepan escribir no sólo los 140 caracteres del Twitter, sino que integren una idea o emoción en un texto más completo, que los alumnos aprendan en la práctica, con ejemplos de su entorno, que cualquier materia, ya sea Química, Física, Matemáticas, Biología o Español es una herramienta útil para entender la realidad y acceder al conocimiento: “Queremos que los alumnos se apasionen por el conocimiento”.
Para Juan Pablo Arroyo, “lo importante es transformarnos para transformar luego al grupo social del que formamos parte y después transformar la realidad social”, y para ello es importante dar a los jóvenes una formación integral que incluya, entre otros ejes, el amor por México, el reconocimiento y respeto a las diversidades y el entender que somos parte de una localidad, de una región, de un país y del mundo.
Esta formación integral incluiría también una formación en valores, la solidaridad con las causas sociales, aprender a compartir, a trabajar en equipo, considerar los derechos humanos como fundamentales en una sociedad, promover el bienestar social y, sobre todo, desarrollar la capacidad de innovación y transformación, el pensamiento crítico, tener a la creatividad como principio, resolver problemas a partir del conocimiento y aspirar a un desarrollo integral de la sociedad.
Todo esto iría acompañado del desarrollo de habilidades socioemocionales y hacer que los jóvenes tengan respeto por el medio ambiente, responsabilidad social. Para lograrlo, dijo, se buscará en los propios planteles el fomento de los concursos de poesía y oratoria, de los deportes, y la creación de orquestas infantiles y juveniles.
“No queremos –dijo– ideologías específicas sino pensamiento crítico que desarrolle las formas de pensar y que además el profesor sea un líder de la discusión, no un dictador (del verbo dictar) del conocimiento”.
Habló también de que haya un año más para los jóvenes de bachillerato que ya no puedan seguir sus estudios en la universidad, con el fin de que logren al menos una carrera técnica, así como flexibilizar el tránsito entre subsistemas de bachillerato, para que si un joven quiere cambiar de plantel, no pierda lo que ya lleva cursado.
Por último, dijo que a los alumnos “hay que formarlos para transformar su entorno y cuidar su vida para que se transformen ellos mismos y con ello a su sociedad, buscando el bienestar para todos”.