*Roberto Sáenz participó en las Jornadas Altexto 2018 con la charla “Las Matemáticas de las vacunas”, que escucharon estudiantes de Enfermería y del Bachillerato 9.
“Utilizamos las Matemáticas para decir algo, para ayudar a entender, a describir, predecir, a dar recomendaciones, a salvar vidas…”, dijo Roberto Sáenz Casas, profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, durante la charla “Las Matemáticas de las vacunas”, como parte del programa de las XX Jornadas del Libro Universitario Altexto 2018.
La charla tuvo lugar en la cafetería de Plaza Universidad del campus central, ante un grupo de estudiantes de la Facultad de Enfermería y del Bachillerato 9, ubicado en San Pedrito, Manzanillo. Allí, Roberto Sáenz reflexionó sobre el papel de las Matemáticas en otras áreas científicas.
Compartió con los presentes que su perfil no era como el de cualquier matemático, pues su área de trabajo son las Matemáticas aplicadas: “Esto quiere decir que utilizo este campo como una herramienta para tratar de dar respuesta a preguntas o resolver problemas específicos de otras áreas, en este caso del área biológica relacionada con enfermedades infecciosas”.
Como ejemplo de lo anterior, habló sobre las vacunas: “Utilizando las Matemáticas aplicadas podemos predecir qué tan duradera será la memoria inmunológica de una vacuna y entonces, por ejemplo, podemos hacer recomendaciones sobre cuándo deberíamos utilizar dichas vacunas, por qué, y si necesitaremos reforzarla cada cierto tiempo ya que, en este caso, las Matemáticas aplicadas describen, mediante cálculos específicos, la interacción entre el virus y la vacuna sin esperar a que haya una infección”.
Sáenz Casas explicó que, a nivel poblacional, las vacunas juegan un papel muy importante, “pues sirven para prevenir epidemias en dos aspectos: 1) protegiendo a las personas que la reciben, y 2) protegiendo a las que, por varias razones, no se pueden vacunar. Gracias a que un porcentaje de la población recibe las vacunas, esto puede ser suficiente para proteger al resto de la población”.
En cuanto a lo anterior, dijo que los modelos matemáticos han ayudado a prevenir epidemias y erradicar enfermedades prediciendo qué tan contagiosa puede ser éstas, así como el porcentaje o la proporción de personas que deben ser vacunadas; “todo esto en función de la medida conocida como Número Reproductivo Básico o R0, que no es otra cosa que el número de casos que producirá una persona enferma”, detalló.
Asimismo, dijo que, gracias a las Matemáticas aplicadas, también se puede conocer el tipo de cepas que se necesitan para producir las vacunas de aquellas enfermedades que están en constante mutación, como es el caso de la influenza.
“Cada año –añadió– los matemáticos realizamos unos mapas que se conocen como mapas antihigiénicos, los cuales identifican el tipo de inmunidad que ocasionan o producen ciertas cepas y, de esta manera, tratamos de buscar en qué dirección muta un virus y qué tipo de inmunidad produce, con base en lo cual predecimos matemáticamente, a través de la probabilidad, la cepa más cercana que se utilizará en la siguiente temporada de vacunación”.
Finalmente, comentó que las Matemáticas también tratan de explicar las mutaciones de los virus, así como el efecto que tendrá una nueva epidemia y el nivel de protección que alcanzarán las personas que recibieron la vacuna.