Fracaso de energía nuclear se debe a intereses económicos

 

 

*Martha Loaiza, en el marco de la Semana de Japón, dictó la conferencia “El sueño de la razón produce monstruos: Gojira y la amenaza nuclear”.

 

La profesora investigadora de la Facultad de Economía, Martha Loaiza Becerra, impartió la conferencia “El sueño de la razón produce monstruos: Gojira y la amenaza nuclear”, en el marco de la Semana de Japón que se realizó en días pasados en la Universidad de Colima.

 

Al comienzo de su disertación, explicó que “la trayectoria tecnológica de la energía nuclear pasó de la fase experimental al uso aplicado en una empresa tan terrible como las bombas atómicas arrojadas sobre Japón en 1948; a partir de ese instante se bifurcó el camino. Una energía tan poderosa no debería usarse para destruir”.

 

Comentó que las causas de los accidentes nucleares se deben a errores humanos combinados con fallas técnicas, como ocurrió en Three Mile Island, Chernóbil y la catástrofe ambiental de Fukushima; “siempre ha existido un debate en torno al uso de la energía nuclear como generadora de electricidad, pero no existe consenso sobre sus bondades o riesgos”, agregó.

 

Manifestó que, en el caso específico de Fukushima, su tecnología se desarrolló hace más de cuatro décadas, por lo cual la que utiliza se convirtió en el principal factor de riesgo; asimismo, continuó, “la administración y gestión de la producción de energía nuclear ha sido dejada en manos de compañías privadas, las cuales se han enriquecido sacando el máximo provecho a instalaciones que debieron reconvertirse hace por lo menos 20 años. Además, a sabiendas de que algunas de ellas están localizadas geográficamente en ubicaciones de alto riesgo, se les ha permitido operar”.

 

De igual modo, precisó que ninguna planta nuclear es segura frente a la fuerza de la naturaleza y los errores humanos, por lo cual “la alternativa consistiría en buscar fuentes energéticas renovables y amistosas con el entorno, e innovar la tecnología para producirlas en grado suficiente que satisfagan la demandas que ahora cubren la energía nuclear y los combustibles fósiles”, enunció.

 

Lo anterior, añadió, “puede parecer activismo antinuclear, pero partiendo de un enfoque realista en el mediano y largo plazo, la transición energética tendrá que realizarse porque la innovación en este rubro ofrece la posibilidad de generar ganancias no sólo a los visionarios sino también a los empresarios”.

 

En este sentido, indicó que China, Taiwán y Alemania han frenado sus proyectos nucleares a partir del desastre en Fukushima, mientras que la construcción retardada de reactores continúa en India y Corea del Sur. Además, el Parlamento Alemán tomó la decisión de apagar sus plantas nucleares con miras a cambiar el paradigma energético vigente, y este país espera cubrir su demanda de energía por lo menos en 35 por ciento con fuentes renovables hacia 2020.

 

Martha Loaiza expuso que el gobierno japonés ordenó el apagado del reactor nuclear para inspecciones de seguridad a consecuencia de la crisis nuclear ocasionada por el temblor y tsunami del 11 de marzo 2012: “Es la primera vez, en 42 años, que Japón deja de generar electricidad a partir de los reactores nucleares. Hasta el momento no hay perspectivas de que se vuelva a encender alguno de los 54 reactores existentes”, comentó.

 

Señaló que el papel económico de Japón en el escenario mundial está ligado a la pertinencia de sus políticas industrial y tecnológica, las cuales se corresponden con la política energética y la disponibilidad de recursos.

 

En su conferencia, dijo que países que realizan investigación básica en materia de energía nuclear como India, Estados Unidos, Canadá y Alemania desarrollan tecnología de reactores de sal derretida usando torio como combustible, lo cual es una alternativa al uranio en términos de eficiencia y disponibilidad de la materia prima para procesarlo. Sin embargo, aclaró, “esto resuelve sólo una parte del monumental reto tecnológico para esta industria”.

 

De cualquier forma, señaló que de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, la demanda para todos los tipos de energía seguirá creciendo hasta 2035, “pero aún entonces, aunque la dependencia de las energías fósiles disminuirá, todavía representará el 75 por ciento de la demanda mundial”.

 

Para finalizar, indicó que el fracaso tecnológico en el manejo de las energías nuclear ocurrió por haber olvidado la historia de los tsunamis, por la búsqueda a toda costa del beneficio económico y por una política en materia energética diseñada bajo el influjo de las alianzas de seguridad con los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría.