*Gilberto Ceballos Esqueda dictó conferencia en el Archivo Histórico del Municipio de Colima, como parte de las actividades académicas de la Falcom.
“‘Mono’, ‘El burro’, ‘Pochole’, entre otros apodos, han sido una forma peculiar de llamar a las personas, ya sea por sus virtudes o defectos; sin embargo, en la antigüedad eran utilizados como nombres propios”, dijo Gilberto Ceballos Esqueda durante su conferencia “Los apodos en la región noreste del estado de Colima: un enfoque sociolingüístico”, que dictó en el Archivo Histórico del Municipio de Colima.
“Estas formas de nombrar, además de su relación con los defectos, virtudes y otras características, se relacionan con la identidad del ámbito rural o de la ciudad donde se vive, además de que se caracterizan por darle cierta identidad a las personas y al grupo cultural al que pertenecen”, explicó Ceballos Esqueda.
La conferencia forma parte del las XI Jornadas de Difusión del Cuerpo Académico 67, “Sociedad, cultura y significación”, de la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom) de la Universidad de Colima, que se realizan del 16 de abril al 13 de junio de este año en la Casa del Archivo Histórico del ayuntamiento capitalino.
En las comunidades, continuó el experto, “los apodos adquieren un sentido peculiar porque la comunicación es más directa y la gente convive más”. Por este motivo, la investigación de Gilberto Ceballos Esqueda se centra en el municipio de Cuauhtémoc, con el objetivo de explorar el sentido y significado de los apodos de esta zona.
De acuerdo con los resultados preliminares de este trabajo, que realiza el académico de la Faculta de Letras y Comunicación, en este municipio los apodos tienen relación con las verduras, frutas, etnia, oficios o anécdotas de quienes poseen estos peculiares nombres, que “en ocasiones se heredan de generación en generación, o bien incluyen a familias completas”, comentó.
“Aquí los apodos han pasado a las familias; por ejemplo, si al abuelo le decían ‘Pajarito’, ahora todos los miembros de la familia son ‘los pajaritos’, o bien a partir de anécdotas, como el de la ‘Zorra miada’, apodo dado a un borracho”, dijo el investigador.
De hecho, añadió el académico, los apodos en este municipio también se vinculan con la convivencia y las experiencias. Por ejemplo, siguió, “a el ‘Pochole’ le dicen así ya que de pequeño no podía pronunciar la palabra ‘Pozole’, lo que significa que un apodo no sólo es ocurrencia, sino que surge de una anécdota”.
Finalmente, el investigador de la Universidad de Colima dijo que ha documentado 150 apodos, de los 250 que contempla, para realizar un diccionario que dé cuenta de la descripción y justificación de este tipo de nombres.
La próxima conferencia, “Perspectivas socio-profesionales del comunicador y del periodista en México”, será dictada por Paulina Rivera Cervantes, directora de la Falcom, este lunes 14 de mayo, a las ocho de la noche, en el archivo municipal.