+ Distintos libros fueron escondidos en el Jardín Corregidora, con el objetivo de generar una comunidad más cercana al hábito de la lectura.
En su tercera edición, el proyecto “Cazadores de Libros” convocó a jóvenes capitalinos con el propósito de fomentar entre ellos el gusto por la lectura, es por ello que el Instituto de Desarrollo y Alternativas para los Jóvenes (INDAJO) realizó una vez más esta importante actividad en el Jardín de la Corregidora, en la que se ocultaron libros de múltiples temáticas, a la espera de ser encontrados por los participantes.
En ese sentido, el director de dicho instituto, Rodrigo Pérez y Pérez mencionó que la convocatoria para esa actividad fue hecha a través de las redes sociales. De esta forma, cerca de 200 jóvenes participaron en la búsqueda de más de 100 ejemplares ocultos al interior de este jardín, bajo el lema “si lo encuentras, te lo quedas”.
Este programa, dijo, busca incentivar la cultura lectora en la juventud de Colima y así crecer el porcentaje de jóvenes que disfrutan de los libros. “Sabemos que la lectura en México ha disminuido y no es fácil de abordar e incentivar, por eso buscamos impulsar la lectura desde actividades interesantes, de manera que inicie el proceso creativo y de imaginación incluso antes de que el joven tenga el libro en sus manos”.
Las piezas fueron donadas por empresas particulares que se sumaron a la idea de generar una comunidad más cercana al hábito de la lectura, por lo que se pretende continuar realizando este ejercicio cada dos meses en diferentes espacios públicos del municipio.
Rodrigo Pérez detalló que se regalaron novelas clásicas, temas científicos y de tecnología, best-sellers, libros de superación personal, entre otros.
Referente a la dinámica, destacó que fue realizada de manera simple, “en nuestras redes sociales invitamos a todos los jóvenes a que estuvieran atentos a las pistas que se dejaron en diferentes publicaciones, ya que con ello fue posible determinar el lugar donde estos ejemplares fueron colocados. Cabe señalar que los libros se ocultaron en árboles, bancas, fuentes y mobiliario urbano, de esta forma muchos jóvenes lograron completar su búsqueda y hacerse de un libro”.