General Motors tardó dos semanas en responder a un tuit de Donald Trump, que censuró la práctica de la empresa de fabricar vehículos en México para venderlos en Estados Unidos. “Háganlos en EE.UU. o paguen grandes aranceles fronterizos”, advirtió el presidente electo al igual que lo hizo en el caso del plan de Toyota de construir en México una fábrica de turismos.
Desde que el empresario demostró su determinación en la lucha contra la salida de las capacidades productivas del país, Ford y Fiat Chrysler ya se negaron a construir nuevas fábricas en el extranjero y anunciaron inversiones en Estados Unidos. Este martes ha llegado el turno de General Motors de poner las cartas sobre la mesa.
En total, el consorcio automotriz planea “crear o mantener” 7.000 empleos en los próximos años, cita AP. Aproximadamente 2.000 de ellos serán distribuidos entre sus fábricas y otros 5.000 estarán en su rama financiera y los programas de desarrollo de vehículos de tecnología avanzada, eléctricos y autónomos.
Un portavoz de la compañía indicó que la mayoría de esos empleos nuevos o conservados se distribuirá entre las instalaciones que GM tiene en el estado de Michigan (Detroit y otras ciudades). Precisó también que se trata ante todo de los ‘trabajadores de cuello blanco’.
Además, será necesaria una inversión como “parte de un proceso normal de equipamiento de fábricas”. El gigante automotriz dirigirá 1.000 millones de dólares a estos fines: algo que, conforme al vocero, tenía programado desde hace meses pero lo anuncia solo después de ser criticado por Trump.
Un dato específico en medio de estas cifras parece ser una respuesta directa a dichas críticas: 450 empleos en la fabricación de ejes para ‘pickups’ serán trasladados a Michigan desde México. Sin embargo, insistió el portavoz, la decisión había sido adoptada mucho antes de la campaña electoral.