A fin de garantizar que el derecho de los niños a la educación se cumpla sin distingo, las senadoras Lisbeth Hernández Lecona, Ivonne Liliana Álvarez García, Angélica del Rosario Araujo Lara, Hilda Ceballos Llerenas, Margarita Flores Sánchez y Rocío Pineda Gochi propusieron adicionar la fracción XVIII al artículo 33 de la Ley General de Educación para que las escuelas adapten espacios abiertos de desarrollo donde puedan reunirse niños en edad escolar que se encuentren en situación de calle y donde un docente podrá enseñar las habilidades básicas de lectura, escritura y aritmética.
De aprobarse esta propuesta, aseguraron, se cumpliría con una triple función: despertar el interés de los menores por el aprendizaje, identificar casos particulares y desarrollar conocimientos que puedan ayudar a salir de la situación en que se encuentran.
“Una de las problemáticas es en el área educativa, puesto que mientras que la educación en México es pública y gratuita, 2.3 millones de niños no asisten a la escuela, según UNICEF y los niños en situación de calle son particularmente propensos a dejar la escuela, por falta de interés, recursos, o apoyo familiar, así como el hecho de que enfrentan una “inexistencia legal”, pues carecen de documentos de identidad y acreditación de nombre, nacionalidad y edad que les permitan insertarse en empleos y servicios, entre los cuales se encuentra la escuela”, reconocieron.
Las legisladoras del PRI destacaron que algunas organizaciones sociales realizan acciones de ayuda para cubrir las necesidades de dinero, ropa y alimentación de estos grupos; sin embargo, éstas resultan en ocasiones inefectivas, pues no existe una práctica de intercambio que pueda llevar a las personas en o de la calle a propuestas educativas reflexivas que impacten verdaderamente su vida, ya que el trabajo social con esta población no es fácil, y entablar un acercamiento con niños en situación de calle requiere tiempo y experiencia práctica.
“Es por esto, que los especialistas aconsejan que quienes se acerquen a ellos, con el fin de hacerles extesiva la educación y la superación de la situación en la que viven, sean instructores o educadores bien entrenados y preparados para hacer frente a la realidad en la que viven los niños de la calle. También se recomienda el no forzarlos a dejar la vía pública contra su voluntad, sino prepararlos para que por sí mismos comprueben la existencia de otras posibilidades para su vida y voluntariamente dejen las calles”, resaltaron.
Las senadoras reconocieron la importancia de la especialización y la experiencia real en el trabajo con estos grupos, por parte de los docentes.
“El educador de niños de la calle debe tener competencias técnicas entre las que se incluye la capacidad de inmersión en la realidad de los niños, puesto que sólo así podrá generar las condiciones propias para el aprendizaje de los niños aún en zonas libres. De ahí la importancia de espacios abiertos, donde los niños puedan desenvolverse con naturalidad y que no causen intimidación como lo haría una escuela tradicional, para quienes han pasado toda su vida en la vía pública”, señalaron.