El Papa Francisco ofreció a centenares de desamparados y refugiados un almuerzo con sándwiches y llamó a los fieles a encontrar a Dios en las periferias de la sociedad, no en sus palacios.
Francisco celebró misa en ocasión del Día de Reyes, que marca la Epifanía, cuando los tres reyes magos llegan a conocer al niño Jesús. Al final del servicio, desamparados y refugiados se sumaron a voluntarios para entregarles 50 mil panfletos con historias bíblicas sobre la misericordia de Dios a peregrinos congregados en medio del frío en la Plaza de San Pedro.
Francisco dijo que quería darles a los fieles el regalo de la misericordia de Dios para el nuevo año.
Francisco entonces ofreció a unos 300 necesitados un almuerzo de sándwiches y bebidas, dijo el Vaticano, como parte de su compromiso con los pobres y desamparados que viven alrededor del Vaticano.
Durante la temporada navideña, el papa ha enfatizado los orígenes humildes de Cristo y criticado a una iglesia cerrada en sus riquezas. Es un mensaje que Francisco ha reiterado durante su papado, criticando a quienes están obsesionados con las reglas y morales de la cristiandad en lugar de la misericordia de Dios, especialmente con los marginados.
Francisco criticó a quienes están “anestesiados” a la misericordia de Dios, quienes quieren “controlarlo todo y a todo el mundo” y temen cualquier reto a sus riquezas y logros.
Los gestos pastorales de Francisco, particularmente hacia divorciados y católicos que se han vuelto a casar por la vía civil, han sido criticados por conservadores, según los cuales las enseñanzas de la iglesia prohíben que esos católicos reciban comunión. Francisco dice que la misericordia de Dios es infinita y que la Eucaristía no es un premio para los perfectos, sino una medicina para almas heridas.