En Valle de Mezquital, en el centro de México, camionetas nuevas recorren caminos sin pavimentar y casas de estilo estadounidense se construyen junto a los campos de maíz. Pero la gente teme que las remesas que envían familiares desde el extranjero, fuente primaria de fondos para comprar esos bienes, se acaben pronto.
En la época navideña, a pesar de que el dinero y los regalos enviados por parientes que trabajan en Estados Unidos fluyen en la zona, los residentes están preocupados por lo que la presidencia de Donald Trump significará para ellos.
Durante la campaña presidencial, Trump dijo que frenaría las remesas de trabajadores mexicanos ilegales desde Estados Unidos, a menos que México acordara financiar un muro fronterizo.
Según estimaciones de BBVA Bancomer, los migrantes en Estados Unidos habrían enviado un récord de 27,000 millones de dólares en remesas a México en 2016, más de 2,000 millones más que en el 2015.
Las remesas crecieron casi un 25 por ciento en noviembre respecto al 2015, a cerca de 2,400 millones de dólares, el mayor incremento interanual desde marzo de 2006 según mostraron datos del banco central mexicano divulgados el lunes.
Mónica Arroyo, que vive en una comunidad en las afueras de Ixmiquilpan -la ciudad más grande de Valle del Mezquital-, dijo que ella depende de los 200 dólares que su hija, una trabajadora indocumentada que reside en Clearwater (Florida) le envía cada mes.
“Si mandan a nuestros migrantes aquí va a haber más pobreza, porque allá tienen trabajo y nos ayudan a mantenernos. Aquí no hay trabajo”, dijo.
Trump no ha dado más detalles sobre su amenaza de bloquear las transferencias, y un plan migratorio de 10 puntos en su página de internet no menciona el tema. Pero la posibilidad está afectando las decisiones de los migrantes sobre las remesas.
Los miembros del equipo de transición del presidente no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
Las remesas se han convertido en un gran apoyo para la economía mexicana, comparadas con los 18,500 millones de dólares en ingresos por las exportaciones de petróleo en 2015 o los cerca de 340,000 millones de dólares en bienes manufacturados, según el instituto nacional de estadísticas.
RESPUESTAS ENCONTRADAS
En Florida, la hija de Arroyo -que pidió ser identificada sólo por su apellido Hernández- dijo que ella y su esposo decidieron no enviar regalos a México esta Navidad por temor a quedarse sin dinero si pierden su trabajo o son deportados después de que Trump asuma la presidencia de Estados Unidos.
“Ahora mi esposo y yo estamos con este miedo, que va a llegar un momento en que nos tengamos que ir de la nada”, dijo Hernández sentada en la sala de su hogar, mientras sus tres hijos nacidos en Estados Unidos jugaban alrededor del árbol de Navidad.
Otros migrantes del Valle de Mezquital en Florida dicen que están enviando más dinero que lo habitual en esta Navidad, ante la posibilidad de que no puedan hacerlo una vez que asuma Trump.
Salomón, otro migrante que trabaja como mecánico de autos y pidió ser identificado sólo por su primer nombre porque no tiene papeles, dijo que su esposa recientemente entró en pánico y envió todos sus ahorros a México, pensando que estarían más seguros allí.
“Me dijo: Sabes que yo voy a mandar (el dinero) a México. Si nos llegan a sacar o algo llega a suceder, a lo mejor podemos mantener lo poco que tenemos”, dijo en una entrevista en Clearwater.
En 2015, la zona alrededor de Ixmiquilpan, hogar de cerca de 94,000 personas, recibió unos 100 millones de dólares en remesas desde el exterior, según datos del banco central de México, más de 10 veces el presupuesto anual del gobierno municipal.
María de la Luz Pioquinto, una inmigrante de Ixmiquilpan que administra un negocio de transferencia de dinero en Clearwater, dijo que sus clientes mexicanos duplicaron sus transferencias promedio después de las elecciones del 8 de noviembre, pero ahora están esperando ver qué sucede.
“Al día siguiente de la elección la gente estaba con temor. Estaban preocupados por qué hacer en caso de que haya una deportación masiva, o si no tienen trabajo y no tienen oportunidad de enviar las remesas a sus familiares”, explicó.
FIEBRE DE DÓLARES
Leonardo Rodríguez fue uno de los primeros migrantes del Valle del Mezquital a la Costa del Golfo de Florida, cuando terminó en Clearwater en 1987 después de hacer un giro equivocado tratando de llegar a Disney World.
Dijo que entiende por qué los jóvenes continúan yendo hacia al norte. “¿Por qué estudiarías si, al salir, no hay trabajo? Mejor deciden irse a otro país”.
Rodríguez vive ahora en Estados Unidos legalmente y posee tres restaurantes. Trabaja con funcionarios locales en México para ayudar a canalizar las remesas a proyectos en Ixmiquilpan, incluyendo el techado del patio de una escuela local.
Michael Clemens, que estudia las remesas y la migración en el Center for Global Development, dice que “para innumerables ciudades como Ixmiquilpan, las remesas son un salvavidas económico”.
Para él, el dinero enviado suele ser reinvertido localmente “en una mejor educación para los niños, un mejor cuidado de los ancianos, y una mejor vivienda”.
Bloquear los fondos significaría “que más gente que está cerca del borde caiga”.