Por: Arnoldo Delgadillo Grajeda*
Una vez más dedicaré esta columna a los transportistas del estado de Colima, que continúan optando por quejarse y manifestarse, ya sea por los servicios de taxi privado como Chofer Pro y City Drive o por la reciente propuesta de Ley de Movilidad, en lugar de mejorar su servicio.
Este 13 de diciembre, los concesionarios de taxis, camiones urbanos y choferes del estado amenazaron con realizar movilizaciones y paros de unidades e incluso ampararse, en caso de que se apruebe la Ley de Movilidad en los términos en que fue enviada al Congreso del Estado por el Ejecutivo Estatal.
Secretarios generales de sitios y transportistas de la entidad, consideran que la Ley de Movilidad enviada por el gobernador Ignacio Peralta al Legislativo atenta contra el patrimonio de los concesionarios y está en contra de quienes legítimamente aspiran a obtener una concesión.
Sin embargo, el transfondo es que más que inconformidad por el nuevo cuerpo normativo para los transportistas, hay temor y resistencia a que se legalicen los servicios que actualmente ya se ofertan y están en franco crecimiento, como Chofer Pro y City Drive.
Los usuarios seremos los más beneficiados por estos cambios, y por fin, se dará certeza jurídica a las empresas de transporte privado; además de que se acorta la temporalidad de las concesiones, que históricamente han sido usadas como moneda de cambio en lo político.
Si los transportistas quieren movilizarse, que lo hagan para mejorar su servicio y el trato hacia los usuarios; en lugar de quejarse, que sean muy autocríticos y cumplan con las promesas que hicieron ante la llegada de otros servicios de transporte, como el uso de aplicaciones móviles para solicitar servicio, la modificación de la hora para el cambio de turno, y el cuidado en la limpieza de las unidades.
Punto y aparte
La mejor manera de callar las voces que critican la concesión del Parque Regional Metropolitano “Griselda Álvarez”, es que el Gobierno del Estado transparente el contrato que contiene lo detalles de la operación. El que pase el tiempo y no lo haga, abona a la desconfianza y a la creación de “otras realidades”, que quizá distan de las buenas intenciones del Ejecutivo.