En el marco de festejos por los 100 años de Autonomía Universitaria en América Latina, este miércoles por la mañana el exrector y exgobernador Fernando Moreno Peña ofreció una conferencia sobre el tema, ante un Paraninfo casi lleno de funcionarios de la Universidad de Colima, docentes, trabajadores, alumnos y demás invitados.
Al tomar la palabra, el rector José Eduardo Hernández Nava recordó que esta casa de estudios “surgió luchando y luchando ha forjado su presente y sentado las bases de su legado”. Por eso le dio gusto estar esa mañana ante tantos universitarios, “porque conforme se suman y organizan, mejor es el desarrollo institucional”.
Sobre la presencia de Moreno Peña, dijo que es de gran ayuda “para pensar en la consolidación de la Universidad bajo moldes académicos que enriquezcan intelectual y éticamente a la sociedad en torno a la equidad con justicia social”.
Comentó que desde sus inicios, “la lucha por la autonomía universitaria ha tenido como enemigo común las posiciones del populismo reaccionario”. Por eso, añadió, a pesar del crecimiento institucional, “resulta paradójico que desde esas posiciones no perciban a la Universidad como la vanguardia del pensamiento libre en el estado de Colima”.
Por último, el rector dijo que “lo que todos queremos es una Universidad fuerte, y eso sólo será posible con la participación de todos los factores de la institución”.
En su conferencia, que se prolongó por casi dos horas incluyendo las preguntas y respuestas, Fernando Moreno (rector de 1989 a 1997) dijo que la UdeC nunca se detiene, su desarrollo siempre es palpable, lo que la hace mejor que antes; este avance, añadió, es prueba de los beneficios que conlleva ejercer la autonomía, y de hacerlo además, con responsabilidad.
Para él, la autonomía “es una facultad esencial que deben tener las instituciones de educación superior de carácter público como la Universidad de Colima”, y va ligada a los fines institucionales: la docencia, la investigación y la difusión de la cultura, las cuales no se pueden desarrollar si están sujetas por algún poder ajeno a las funciones de la propia universidad”.
“La autonomía –enfatizó– no es una dádiva ni un regalo, es una responsabilidad; no es una concesión graciosa que hace el estado a una comunidad académica. La educación superior es una obligación del estado, impartirla, fomentarla, propiciarla, subsidiarla, apoyarla, y como no puede hacerlo por el carácter técnico y especializado que ésta tiene, la delega en cuadros preparados para dicho fin”.
Además –dijo– en la Constitución se establece la obligación del sostenimiento de la educación pública a cargo de los ayuntamientos, del gobierno del estado y del gobierno federal, porque la universidad pública es un organismo del propio estado que genera conocimiento; no tiene fines de lucro”.
La Universidad de Colima, dijo Moreno Peña, creada en 1940, recibió su autonomía en 1962, con el gobernador Francisco Velasco Curiel, pero fue hasta 1980 cuando logró la autonomía plena, durante la administración de Griselda Álvarez Ponce de León. Antes de 1980, comentó, al rector lo designaba el gobernador del estado.
Comentó que la Ley Orgánica aprobada en el ochenta fue elaborada por los propios universitarios. En ella se reconocía a la Federación de Estudiantes Colimenses (FEC) y el Sindicato Único de Trabajadores (SUTUC) como organismos base y pilares de la casa de estudios, adquiriendo con ello “el compromiso de sostener y apoyar la autonomía de la universidad”.
Dijo que la autonomía incluye tres grandes rubros: el académico, el financiero y el autogobierno, gracias a lo cual las universidades pueden elaborar sus planes de estudio, reglamentos, y administrar su patrimonio, “pero esto no las exime de rendir cuentas de los recursos que recibe, por lo tanto, puede ser y es auditada por el gobierno federal, autoridades locales e inclusive por ella misma”.
Añadió que la difusión de la cultura en una universidad es importante porque con esta función “acredita su compromiso social extendiendo su trabajo a la comunidad, a la población, a aquellos que no tienen acceso a la cultura”; así, la universidad le devuelve a la población los recursos que ésta le da vía impuestos.
La autonomía, comentó, la pueden violentar el gobierno, los partidos políticos y los grupos de interés, tanto externos a la institución como internos, y se le violenta impidiendo que ésta cumpla sus funciones esenciales, de docencia, investigación y extensión de la cultura.
La universidad, aclaró, “no es un espacio ajeno al estado, pertenece a él y la rige el mismo sistema jurídico. No tiene fuerza pública sino autoridad moral, que es colectiva, de todos los universitarios, y el compromiso colectivo es que la universidad funcione y formar además a quienes van a dirigir la sociedad”.
Su responsabilidad, añadió, es formar los cuadros políticos y sociales que dirigirán los destinos de la comunidad; “lo único que debe evitar es ser una institución militante; debe estar abierta a las corrientes de pensamiento y las ideologías, como siempre ha estado, pero no tomar partido de forma institucional”.
Por último Fernando Moreno afirmó que “la autonomía es para actuar en función de la excelencia, de lo mejor, y eso creo que lo ha cumplido bien la Universidad de Colima”.
Asistieron a la conferencia, entre otro, Christian Torres, secretario general; Alicia López de Hernández, directora general del CEDEFU; Héctor Magaña, presidente de la FEC; Luis Enrique Zamorano, secretario general del SUTUC; Ciria M. Salazar, presidenta de la FEUC; Guillermina Araiza, presidenta de la ACU y Guillermo Torres, presidente de los Jubilados y Pensionados de la UdeC.