Josué Millet Quintal, de 58 años de edad, originario de Umán, Yucatán, ha tenido un “viacrucis” desde hace dos años que decidió emprender una travesía para mejorar su presente, primero al buscar oportunidades laborales y de vida en Estados Unidos de manera ilegal y finalmente aquí en Colima, donde se le ha negado la ayuda.
Narró que al quedar viudo hace dos años y ante la falta de oportunidades en su natal Umán, decidió aventurarse en la Unión Americana, hace cerca de un año, ahí encontró trabajo pero por su condición de ilegal fue presa de otras personas, un mexicano, que lo quería extorsionar para no denunciarlo, pero al no acceder a la presión, fue denunciado y deportado.
Una vez de regreso a territorio azteca, con penurias logró llegar a Jalisco, ahí, en el poblado de Magdalena, una persona lo convenció de ir a Tecomán, en Colima, para trabajar en el campo, lo trasladaron hasta aquella localidad, sin embargo no encontró trabajo y fue abandonado allá, como pudo logro llegar a la capital del estado.
Ya en Colima, Josué Millet, quien gran parte de su vida se la había ganado como cocinero, no lograba encontrar trabajo o ayuda, hasta que la regidora Zaida Guadalupe lo canalizó al albergue Hilda Ceballos, donde estuvo viviendo durante casi un mes.
Destacó que cuando inicio las vacaciones, personal de guardia se hizo cargo del albergue y fue cuando comenzaron a quitarle la comida y presionarlo, hasta que el pasado domingo 7 de agosto ya no le permitieron quedarse, alegando que fue discriminado, situación que le impidió continuar con su plan de conseguir dinero y regresar a su tierra natal, ya que de los trabajos eventuales y alguna ayuda recibida ya había juntado mil 300 pesos.
Presentó su queja del maltrato y actitudes recibidas por el personal del albergue ante el DIF estatal, donde sólo le indicaron que investigarían pero no le dieron una solución a su situación.
Asimismo señaló que ha estado pernoctando en un hotel económico del centro de la capital, donde ha pagado 200 pesos por noche, consumiendo lo poco que había ahorrado, ya que sólo busca regresar a su lugar de origen, para lo cual necesita 2 mil 200 pesos.
“Creo que aunque yo no sea de aquí, aunque yo no tenga los estudios de esta gente tiene del DIF, yo tengo derechos. Ahora cómo es posible una institución que está para apoyar a la gente vulnerable, a la gente que realmente lo necesita, lo hagan a un lado”, expresó don Josué, quien dijo que hay otras personas en el albergue que se queja del maltrato que reciben, pero no lo externan por temor a represarías.
Finalmente comentó que fue apoyado por el diputado Adrián Orozco Neri, con mil pesos, con lo que espera trasladarse al menos a un lugar intermedio de la república y buscar, a través del trabajo y la solicitud de apoyo, llegar a Umán, en Yucatán.