El Comité Organizador de los Juegos de Río de Janeiro realiza un recorte de gastos a contrarreloj para tratar de equilibrar las cuentas y evitar así terminar el evento en números rojos.
Ya que de ocurrir así, la municipalidad y el estado de Río de Janeiro deberían cubrir los gastos con dinero público.
Miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) criticaron la víspera a los organizadores por “los gastos imprevistos durante las últimas semanas” que han hecho aumentar el desequilibrio entre ingresos y costos.
Ello hace temer que los Juegos de Río sean deficitarios y acaben costando más dinero a los contribuyentes.
Aunque no existe una cifra oficial, los organizadores especulan con un desequilibrio evaluado en varios cientos de millones de dólares que debería ser sufragado por la municipalidad y por el estado de Río de Janeiro.
Ello supone un problema porque el estado de Río se declaró hace un mes en “estado de calamidad financiera”, ya que se encuentra en una bancarrota técnica derivada de la crisis del petróleo que le impide pagar a tiempo a policías y mantener la sanidad pública.
Hasta la fecha, el costo total de los Juegos se eleva a 39 mil 70 millones de reales (unos 11 mil 100 millones de dólares) y, según la alcaldía de Río, el 43 por ciento de ese monto procede de fondos públicos y el 57 restante de entidades privadas.
Esa cifra, sin embargo, es apenas provisional y se espera que en las próximas semanas se anuncie un dato que debe aumentar en varios cientos millones de dólares las cuentas presentadas hace semanas.
El fracaso de los organizadores para conseguir patrocinadores estatales brasileños como la petrolera Petrobras provocó un déficit en las cuentas de los organizadores, que anunciaron cortes en el gasto de energía y de alimentación la víspera de la inauguración del evento.
El desequilibrio en el presupuesto provocó malestar en miembros del COI como el belga Pierre-Olivier Beckers-Vieujant, quien también criticó ayer, al margen del Congreso de la institución que se celebra en Río, la lentitud en los accesos al Parque Olímpico y el caótico tráfico en la ciudad que ha afectado los entrenamientos de los atletas.
El propio presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), Carlos Padilla, criticó el martes la situación del tránsito en Río de Janeiro, lo que le hizo llegar con demora a la ceremonia de izamiento de la bandera mexicana en la Villa Olímpica.
Asimismo, atletas olímpicos como el neozelandés Mahé Drysdale, oro en canoa en Londres 2012, han mostrado su malestar por los desplazamientos de hasta dos horas entre la Vila Olímpica y algunos centros de entrenamiento como la Laguna Rodrigo de Freitas, donde se celebrará la prueba de remo.
Ello a pesar de la existencia de 170 kilómetros de “carriles olímpicos”, delimitados por una línea verde y creados exclusivamente para que atletas, árbitros y personalidades puedan circular rápidamente por la ciudad.
El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, anunció esta semana cuatro días festivos en el municipio con el objetivo de tratar de revertir el caos vial creado en la ciudad por los trastornos vinculados a los Juegos.